Por DAVID ÁLVAREZ MARTIN
Con la decisión del Tribunal Constitucional, amparada en la Constitución del 2010 pronto no sabremos quién es dominicano.
Dicha decisión del TC excluye a José Francisco Peña Gómez de la nacionalidad dominicana. ¡Que aberración más grave! La xenofobia y el racismo de muchos sectores nos conduce al caos institucional y la pérdida de la nacionalidad dominicana.
Juan Pablo Duarte nació español el 26 de enero 1813. A sus 9 años pasó a ser ciudadano haitiano y lo fue hasta cumplir sus 31 años de edad. El 15 de marzo del 1844 arribó a la recién creada República Dominicana, su estadía fue un verdadero “tránsito” ya que fue expatriado el 10 de septiembre del mismo año. Nunca más viviría en República Dominicana.
Su breve estancia en 1864 -del 24 de marzo al 7 de junio- la hizo cuando este territorio era español.
Los mismos que declararon a Duarte traidor, los mismos que con júbilo entregaron la patria a España, los mismos que justificaron el genocidio cometido por Rafael Leonidas Trujillo, los mismos del golpe de Estado contra Juan Bosch, los mismos que llamaron a los gringos en 1965, esos mismos, sus herederos políticos, hoy niegan la nacionalidad a miles de dominicanos por el simple motivo de ser negros, de ser de origen haitiano.
El pecado original de nuestra nacionalidad es que se ha articulado en base al autoritarismo, la corrupción, el racismo y la explotación de los más pobres de nuestra Isla.
Con la decisión del Tribunal Constitucional, amparada en la Constitución del 2010 pronto no sabremos quién es dominicano.
Dicha decisión del TC excluye a José Francisco Peña Gómez de la nacionalidad dominicana. ¡Que aberración más grave! La xenofobia y el racismo de muchos sectores nos conduce al caos institucional y la pérdida de la nacionalidad dominicana.
Juan Pablo Duarte nació español el 26 de enero 1813. A sus 9 años pasó a ser ciudadano haitiano y lo fue hasta cumplir sus 31 años de edad. El 15 de marzo del 1844 arribó a la recién creada República Dominicana, su estadía fue un verdadero “tránsito” ya que fue expatriado el 10 de septiembre del mismo año. Nunca más viviría en República Dominicana.
Su breve estancia en 1864 -del 24 de marzo al 7 de junio- la hizo cuando este territorio era español.
Los mismos que declararon a Duarte traidor, los mismos que con júbilo entregaron la patria a España, los mismos que justificaron el genocidio cometido por Rafael Leonidas Trujillo, los mismos del golpe de Estado contra Juan Bosch, los mismos que llamaron a los gringos en 1965, esos mismos, sus herederos políticos, hoy niegan la nacionalidad a miles de dominicanos por el simple motivo de ser negros, de ser de origen haitiano.
El pecado original de nuestra nacionalidad es que se ha articulado en base al autoritarismo, la corrupción, el racismo y la explotación de los más pobres de nuestra Isla.
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