François Hollande fue elegido el domingo
presidente de Francia, con 52% a 53,3% de los votos, derrotando al
presidente conservador Nicolas Sarkozy, según estimaciones de cuatro
institutos de sondeo, en el primer vuelco a la izquierda de un gran país
europeo desde el comienzo de la crisis que sacude al Viejo Continente.
Según
los institutos CSA, TNS Sofres e Ipsos, el candidato socialista obtuvo
52% de los votos, frente a 48% de su rival. Las estimaciones del
instituto Harris Interactive oscilan entre 52,7 y 53,3% en favor de
Hollande.
Hollande se convierte en el segundo presidente
socialista de la V República Francesa (fundada por el general Charles De
Gaulle en 1958), después de François Mitterrand, jefe de Estado de 1981
a 1995.
Sarkozy pasa a engrosar la lista de víctimas políticas de
la crisis europea, en la que figuran el socialista español José Luis
Rodríguez Zapatero, el portugués José Socrates, el británico Gordon
Brown, a los que los electores hicieron pagar en las urnas la política
de austeridad. A ellos se suman el italiano Silvio Berlusconi y el
griego Giorgos Papandreu, forzados a dimitir bajo presión de la Unión
Europea.
Todos esos giros fueron o bien hacia la derecha o bien hacia la formación de gobiernos tecnócratas.
La
campaña en Francia, segundo motor de la Eurozona después de Alemania,
estuvo marcada por la crisis financiera, que castiga duramente a países
como España, Grecia, Italia y Portugal, y por cuestiones como la
inmigración y la seguridad en las fronteras, temas que provocaron recelo
en algunos socios del bloque.
Hollande, de 57 años, había
exhortado a sus compatriotas a darle una amplia victoria este domingo
para poder tener "toda la capacidad y los medios para actuar".
El
líder socialista había recibido el respaldo del dirigente centrista
François Bayrou (9,13% de votos en la primera vuelta), del candidato de
la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon (11,1% de los votos) y de la
ecologista Eva Joly (2,31%).
Sarkozy, por su parte, no fue apoyado por ninguna de las fuerzas políticas que participaron en la primera vuelta. Sarkozy,
de 57 años, ha sido un presidente de impopularidad sin precedentes y no
pudo desprenderse de su etiqueta de "presidente de los ricos" en plena
crisis económica.
Tras la primera vuelta, en la que la candidata
del Frente Nacional (FN, extrema derecha) Marine Le Pen quedó en tercer
lugar con 18% de los votos, el presidente saliente trató de atraer a su
electorado.
Sarkozy invocó el patriotismo y resaltó la necesidad
de controlar mejor las fronteras del espacio Schengen para paliar la
inmigración clandestina y afirmó que "tenemos demasiados extranjeros en
nuestro territorio".
Pese a ello, Marine Le Pen declaró la semana pasada que votaría en blanco.
Durante
su campaña, Sarkozy también se refirió a menudo a España, que entró de
nuevo en recesión, agitando el espectro de una situación similar en
Francia en caso de victoria socialista.
La UE aguardaba con enorme
interés el resultado de estas elecciones. Durante su mandato, Sarkozy y
la canciller alemana Angela Merkel impulsaron un severo plan de ajuste
para el bloque europeo.
Hollande sostiene que el rigor fiscal debe
ir acompañado del estímulo de la economía y anunció que desea
renegociar el pacto fiscal para incluir políticas que favorezcan el
crecimiento.
En su programa se contempla aplicar más impuestos a
los ciudadanos más ricos, hacer hincapié en la creación de empleo para
los jóvenes y "unir" a los franceses en un gobierno de "justicia".
Poco
antes de conocerse los resultados, uno de sus allegados, Jean-Marc
Ayrault, actual presidente de la bancada socialista de diputados y
citado a menudo como posible primer ministro del próximo gobierno, dijo
que Hollande podría comunicarse con Angela Merkel la misma noche del
domingo.
"Pienso que esta misma noche (...) François Hollande se
comunicará con la canciller de Alemania porque allí está la clave de la
recuperación de Europa, de la reorientación de Europa hacia el
crecimiento, la competitividad, la protección", declaró Ayrault.
El
proyecto de Hollande está teniendo ecos en Europa. Las declaraciones de
dirigentes europeos sobre la necesidad de fomentar el crecimiento para
superar la crisis se multiplicaron en las útimas semanas. El domingo, en
una entrevista al diario Il Sole 24 Ore, el ex presidente de la
Comisión Europea Romano Prodi llamó a la creación de un pacto entre
Francia, Italia y España para impulsar la reactivación de la economía,
sin por ello oponerse a Alemania.
Prodi, ex jefe del gobierno
italiano (1996-98 y 2006-08) afirmó que "el cambio en Francia y Europa
es imprescindible y que Francia tiene que volver a cumplir con su papel
de cemento comunitario con Italia y España". Tiene que haber "un eje de
tres, que no se oponga a Alemania (...), sino que proponga a Alemania y a
Europa un proyecto de reactivación creíble", estimó.
Unos 45
millones de electores franceses eran convocados a las urnas para esta
elección. Entre 80 y 82% de ellos participaron en los comicios.
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