La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed, por sus siglas en inglés) ha tenido que apartar cientos de miles de millones en nuevos billetes de 100 dólares que tenía que poner en circulación a partir de febrero porque son tan tecnológicamente avanzados que no ha sido capaz de imprimirlos correctamente.
Según informa el canal estadounidense CNBC citando fuentes de la propia Fed, 110.000 millones de dólares en billetes de 100, los conocidos como Benjamins o C-Notes por llevar la cara del presidente Benjamín Franklin, esperan en las seguras bóvedas del organismo en Texas, Washington DC o Fort Worth a que se decida qué hacer con ellos. En concreto, la misma fuente explica que un fallo en la técnica de impresión hace que el billete se doble durante el proceso, con lo que una parte del mismo queda en blanco.
Según otras fuentes que cita el canal, un 30% del total de la producción estaría afectado por este fallo. El problema es que los billetes inservibles están mezclados junto a los correctos en fardos de 4.000 billetes cada uno, por lo que están tratando de encontrar la forma de separarlos. En realidad, están buscando una máquina que sea capaz de diferenciarlos, ya que para revisar 1.1 millones de billetes a mano se tardaría entre 20 y 30 años, ha añadido la fuente. Con una máquina, este plazo se reduce a uno.
El nuevo billete de 100 fue presentado el pasado abril como el más avanzado tecnológicamente del mundo para evitar las falsificaciones. Su lanzamiento está anunciado para febrero.
Las principales novedades del billete son una tira azul en tres dimensiones situada en la parte frontal que contiene imágenes de campanas y números 100 que se mueven al inclinar el billete. El segundo, es una campana en el tintero también en el anterior del billete y que cambia de color cobre al verde al inclinarlo. Según añade la CNBC, los responsables aún no saben qué ha podido salir mal, aunque asegura que el problema ha generado "mucha frustración" entre ellos.
Los avances tecnológicos que incluye le han convertido en el billete más caro de la historia. Se calcula que cada uno de ellos les cuesta a las arcas públicas 12 centavos, el doble que un billete convencional. Por tanto, de momento ya se ha gastado 120 millones en imprimir cientos de miles de billetes que no va a poder usar. Al menos de momento, ya que las autoridades confían en que la mayoría de ellos finalmente puedan ser sacados al mercado.
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