Sánchez, dueño del primer tranvía del país








Sánchez. Samaná. Recuerdos. Sólo eso queda de la gloria y el progreso que una vez ostentó Sánchez, municipio cabecera de la provincia Samaná. Trozos de hierros retorcidos y oxidados,  aún se encuentran dispersos en diversos puntos de este pequeño pueblo  de lo que un día fue el primer tranvía que existió en el país. Este ferrocarril transportaba la producción agrícola entre las principales provincias de la región del Cibao y representó la primera y única fuente de empleos y riqueza de este pequeño y adorable pueblo.

El primer intento para la instalación del ferrocarril data de 1865 mediante la resolución 837 firmada por Benigno Filomeno de Roja, de acuerdo al libro “Apuntes para la historia de Sánchez”, escrito por Héctor Moya Cordero, publicado en 1986.”

 En 1869 durante el gobierno de Buenaventura Báez Méndez se le otorgó  la concesión a Fred H. Fischer, quien tendría la responsabilidad de establecer el ferrocarril que se extendería desde Santiago, toda la orilla del río Yuna hasta Samaná. Diez años más tarde, luego de los estudios correspondientes, Allen Crosby recibe la autorización para construir la línea férrea desde Santiago a Samaná.

 El 13 de mayo de 1884, de acuerdo al documento, salió la primera locomotora en recorrido de prueba arrastrando 19 vagones, este tren sólo llegó hasta La Vega.

 “El ferrocarril nunca partió de Samaná y tampoco llegó a Santiago, sino que partió desde Las Cañitas de Sánchez y terminó en Moca”, dice el libro.
Durante los viajes que realizaba diariamente (dos veces al día) a las comunidades de Villa Rivas, Arenoso, Las Guáranas, Zenoví, las provincias de San Francisco de Macorís, Moca, La Vega, entre otras, llenaba sus siete de 19 vagones de las producciones de cacao, café, habas y otros rubros agrícolas, que generaban estas comunidades y las transportaba hasta el puerto sanchero.

Desde allí eran embarcados a países como Estados Unidos y el Continente Europeo. También transportaba pasajeros que viajaban a las comunidades cercanas.

Según recuerda Don Alfonso Hernández, de 86 años y quien se desempeñó como mecánico engrasador del tranvía por más de 40 años,  la mejor época de Sánchez sucedió mientras circulaba el tren.

“En los 1940 y pico,  aquí se vivía bien. En el pueblo la gente picaba su peso. Se ganaba poco porque eran cheles pero esos cuartos rendían muchísimo. Yo ganaba seis cheles la hora. Como era mucho dinero nos lo bebíamos de ron”, recuerda.

Su trabajo, dice, era reparar o confeccionar las piezas del tranvía que sufrían desperfectos, sumado a la de encarrilar unos o dos de los 19 vagones que componían la locomotora  cuando caían al agua entre la ciénega  por dónde estaba instalada la línea férrea.

“Cuando los vagones se caigan o los boggie (ruedas del tren) se dañan nosotros teníamos que ir  meternos al agua,  no importa la hora ni el pueblo que sea. Nos venían a buscar y muchas veces durábamos hasta tres  días arreglándolo. Pasábamos hambre, asábamos plátanos verdes y nos los comíamos con todo y cáscara y de noche amanecíamos en los vagones,  arropándonos con hojas de habas y batatas”.
Hoy pensionado con 2,500 por los descuentos que le hacen a su salario de 3,000 pesos y enfermo de diabetes y presión baja, Don Alfonso recuerda,  que al puerto de Sánchez llegaban muchos barcos procedentes de diversas partes del mundo, sobre todo de Estados Unidos y Europa.

Tal era la cantidad, dice,  que tenían que hacer filas para cargar los 60 mil sacos de café y cacao por día que embarcaba un sólo de ellos.

“Yo recuerdo que hasta carros llevaban y traían en esos barcos. Aquí se trabaja mucho. Venía mucha gente a comprar y a vender en ese puerto”, aduce.

Francisco Gil, chofer desde hace 25 años en la ruta Sánchez Samaná, narra que en su niñez la vivió disfrutando de las riquezas de este pequeño pueblito.

La gente siempre tenía dinero, dice. Aunque no recuerda con claridad los años de mayor apogeo económico de Sánchez narra que su infancia la pasó entre sacos de café y una multitud de personas que viajaban a este municipio a negociar.

Don Alfonso recuerda que el poderío de Sánchez fue tal, en esa época, que el primer banco del país inicio sus operaciones aquí. El Royal Bank que no se especifica la fecha inicio de operaciones encargaba de las transacciones económicas del pueblo. En la actualidad sus ruinas se encuentran frente al parque municipal, sus paredes como vallas publicitarias.

El gran despegue económico que exhibió Sánchez causó envidia entre comerciantes de otras zonas del país no beneficiadas y comenzaron a presionar para arrancar de Sánchez su único medio de sustento.

 La declive del tranvía, recuerda Don Alfonso, se inició cuando el fenecido ex presidente Joaquín Balaguer tomó el poder y gobernó por 12 años. Esta versión se corrobora en el citado libro que asegura que luego de ser administrados por diferentes entidades entre ellos, el Banco Agrícola, Obras Públicas perdió eficacia y para finales de la década de 1960 por eso realizó su último embarque en 1971.

“Cuando Balaguer entró al poder, comenzó a perderse todo. La gente comenzó a cargar los rieles y pedazo de hierros para usarlos en sus casas. Los militares le decían a la gente que le iban a comprar los rieles robados y cuando iban les quitaban los hierros y los acusaban de ladrones y de querer meterlos presos. Ellos se quedaron todo”.

Pero todo eso sucedió,  a juicio de Don Alfonso, porque no había ni existe nadie quien defendiera los intereses de este pueblo. “Me hubiera gustado que existiera un pedazo del tren aunque sea para uno acordarse de esos tiempos, que muy poca juventud conoce que en Sánchez hubo un tren.

Hoy día caminar por este pequeño y hermoso pueblo, 47 años después,, Sánchez exhibe atraso en todos los sentidos,  pocas fuentes de empleos . Sus habitantes sobreviven de la pesca, el motoconcho y empleos informales. Con el tranvía se detuvo la vida económica de Sánchez.

Aún quedan las huellas de tanta gloria y un puñado de casas victorianas, una de ellas en la que la hermana de Trina de Moya ubicada en la calle……frente al Ayuntamiento Municipal. La casa que albergó al ex presidente Horacio Vásquez y a su esposa  Trina de Moya fue destruida por la Familia Cambero, frente a la indiferencia de las autoridades edilicias y  de cultura. Luego de destruida, Patrimonio Cultural, le impuso la multa de 20 años sin construir en el lugar.

Más adelante les traeremos la realidad de las hermosas casas de este pueblo y sus condiciones.

Datos importantes

Para conocer las ruinas de la gloria de Sánchez le recomendamos:

Ir al muelle para ver los rieles.

Visitar el parque de la localidad para observar las ruinas del primer banco del país.

Dar una vuelta por el pequeño pueblo y así conocer las casas estilo victoriano que aún quedan, están por doquier.

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