Santo Domingo. cuando el árbitro principal canta ¡Play Ball! para iniciar un partido del béisbol otoño-invernal dominicano, los dos equipos que se enfrentan tienen múltiples formas de ganar el choque, aunque la simple lógica lo resuma con anotar más carrera que el rival.
Pero, desde las cabinas de transmisiones hasta el mínimo rincón visible al público dentro y fuera del parque, hay al menos 97 formas de hacer dinero para los equipos a través de la comercialización. Esto no incluye las ventas de las boletas, que con el paso del tiempo ha perdido valor en el porcentaje de ingresos, aunque años tras años estas suben de precios.
En la radio hay 31 renglones hábiles para ser vendidos, en la televisión 35, a lo interno del parque hay siete tipos de vallas, las licencias de productos comestibles y bebidas son 18 y en los uniformes de los jugadores se puede colocar publicidad en seis lugares.
El dato está contenido en las propuestas publicitarias que presentan las comercializadoras a los potenciales clientes y que DL tuvo acceso a un ejemplar de cada una de los seis equipos.
Un cálculo estimado realizado en base al potencial de venta por este diario arrojó que la comercialización podría vender para la serie regular entre RD$196 millones y RD$200 millones.
Es un mercado diferente a otras ligas profesionales. En la pelota dominicana los equipos no venden derechos de transmisión a estaciones de radio y televisión; todo lo contrario, los arrendan a través de las empresas que los comercializan y exprimen el bagazo hasta el último jugo.
De ahí que en una cadena de transmisión donde el público quiere escuchar los análisis y la narración, el personaje estelar es el locutor comercial, quien debe mover muy bien la carpeta que tiene enfrente para cumplir con el enorme cuestionario relacionado al juego.
Esta saturación, que en el caso de la televisión llega hasta reducir el tiempo de juego que reciben los espectadores, causa malestar al fanático, al punto que muchos optan por activar la función "mute" (silencio) de sus controles.
"No batee de foul tome tal antigripal", "No dejes que te hagan out, adquiere una póliza de tal aseguradora", "No te ponches, paga con la mejor tarjeta del mercado", "Hit supermercado El Cangrejo, el que vende más barato", son algunas de las cuñas que se venden en la pelota. Los mercadólogos sostienen que la publicidad trabaja en la psiquis de los receptores y los hace asumir los productos que se les presenten a través de diferentes vías científicamente trabajadas.
Las diferencias de mercados
A la hora de vender los detalles del béisbol cada mercado tiene su precio, según el poder adquisitivo de su público, cantidad de personas que residan en la demarcación y posibilidad de exposición del equipo.
Así, mientras anunciar el bateador de turno en uno de los equipos de la Capital durante la temporada cuesta RD$5,7 millones en radio, en La Romana "apenas" hay que pagar RD$483 mil.
En las provincias de los equipos de mercados pequeños (Gigantes, Toros y Estrella) habita el 8% de la población dominicana (805,361 personas) y en las de los grandes (Licey, Escogido y Águilas) habita el 37% (3,600,000).
Pero, desde las cabinas de transmisiones hasta el mínimo rincón visible al público dentro y fuera del parque, hay al menos 97 formas de hacer dinero para los equipos a través de la comercialización. Esto no incluye las ventas de las boletas, que con el paso del tiempo ha perdido valor en el porcentaje de ingresos, aunque años tras años estas suben de precios.
En la radio hay 31 renglones hábiles para ser vendidos, en la televisión 35, a lo interno del parque hay siete tipos de vallas, las licencias de productos comestibles y bebidas son 18 y en los uniformes de los jugadores se puede colocar publicidad en seis lugares.
El dato está contenido en las propuestas publicitarias que presentan las comercializadoras a los potenciales clientes y que DL tuvo acceso a un ejemplar de cada una de los seis equipos.
Un cálculo estimado realizado en base al potencial de venta por este diario arrojó que la comercialización podría vender para la serie regular entre RD$196 millones y RD$200 millones.
Es un mercado diferente a otras ligas profesionales. En la pelota dominicana los equipos no venden derechos de transmisión a estaciones de radio y televisión; todo lo contrario, los arrendan a través de las empresas que los comercializan y exprimen el bagazo hasta el último jugo.
De ahí que en una cadena de transmisión donde el público quiere escuchar los análisis y la narración, el personaje estelar es el locutor comercial, quien debe mover muy bien la carpeta que tiene enfrente para cumplir con el enorme cuestionario relacionado al juego.
Esta saturación, que en el caso de la televisión llega hasta reducir el tiempo de juego que reciben los espectadores, causa malestar al fanático, al punto que muchos optan por activar la función "mute" (silencio) de sus controles.
"No batee de foul tome tal antigripal", "No dejes que te hagan out, adquiere una póliza de tal aseguradora", "No te ponches, paga con la mejor tarjeta del mercado", "Hit supermercado El Cangrejo, el que vende más barato", son algunas de las cuñas que se venden en la pelota. Los mercadólogos sostienen que la publicidad trabaja en la psiquis de los receptores y los hace asumir los productos que se les presenten a través de diferentes vías científicamente trabajadas.
Las diferencias de mercados
A la hora de vender los detalles del béisbol cada mercado tiene su precio, según el poder adquisitivo de su público, cantidad de personas que residan en la demarcación y posibilidad de exposición del equipo.
Así, mientras anunciar el bateador de turno en uno de los equipos de la Capital durante la temporada cuesta RD$5,7 millones en radio, en La Romana "apenas" hay que pagar RD$483 mil.
En las provincias de los equipos de mercados pequeños (Gigantes, Toros y Estrella) habita el 8% de la población dominicana (805,361 personas) y en las de los grandes (Licey, Escogido y Águilas) habita el 37% (3,600,000).
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